martes, 17 de junio de 2014

Reflexiones orgánicas

8 de junio de 2014: Como es obvio, el PSOE, al igual que cualquier otra organización, con el paso del tiempo debería ir mejorando algunos procesos, representados en este caso por ciertas actualizaciones de sus estructuras y funcionamiento, pero visto lo visto no han sido suficientes o no se han sabido reflejar más allá del papel, lo que sin duda ha desembocado en un estado crítico, hasta cierto punto comatoso. Y aquí deberíamos hacer una reflexión colectiva de ¿qué nos ha pasado?, porque igualmente, en toda organización se van adquiriendo malos hábitos que en algunos casos, extremos, pueden llevar a la total desaparición. Y aquí entra otro concepto de las organizaciones que es la “reingienería de procesos”, básicamente consistente en una revolución de toda la estructura. En el ámbito interno, quizás podríamos empezar por tratar de analizar el envejecimiento más que notable de nuestra militancia, desconozco el dato de la edad media de nuestras agrupaciones, pero la realidad que vivo en el día a día es que es superior a los 60 años. No somos ya un referente social, el incorporar nuevas generaciones es tarea más que complicada y me pregunto ¿qué ofrecemos a esta gente para incentivar su participación? ¿el pago de una cuota? ¿pegar carteles en campañas electorales? ¿romperse la cara, dialécticamente, en los bares defendiendo nuestras tesis de arriba abajo? ¿participar de Conferencias políticas y/o congresos donde el espacio de las ideas está en gran medida condicionado por “gurús” intransigentes? Objetivamente un panorama poco atractivo y menos alentador. También en este ámbito habría que estudiar el papel de la estructura humana de la que disponemos y me refiero a aquella que está fuera de cargos orgánicos e institucionales, a mi modo de ver, infrautilizada, sin objetivos, sin capacidad de promoción interna…sin motivación. Una organización sin unos RRHH dirigidos está abocada al fracaso y nula competitividad. Las “familias”, otra rémora que afecta al corazón mismo del PSOE, no por su existencia, que en sí misma es enriquecedora y aumenta la pluralidad de ideas y propuestas sino porque se ha convertido en nidos de personalismos, preocupadas por las personas y no por el proyecto, que enfrenta a compañeros y compañeras sin otro argumento que los egos y donde el “conmigo o contra mí” es la máxima y elimina el espíritu crítico tan necesario para una mejora continua (o lo que es peor, encasilla negativamente a quien lo practica). Otro aspecto para hacerse ver es la perversión en la aplicación de los estatutos, con raseros variables siempre desequilibrados a favor de los famosos “aparatos”, se tuercen y retuercen en función de las necesidades de los cuadros de mando y quizás, derivados de la nula asunción de responsabilidades y de la ineficacia manifiesta de la Comisión de Ética y Garantías, hacen de nuestra organización un lugar de inseguridad jurídica y personal que no invita a la tranquilidad y el activismo. Igualmente, los órganos de control han perdido sus esencias, el debate interno ha sido constreñido y cualquier intervención en ese sentido se lee como componenda o estrategia de desgaste hacia uno u otro (en algunos casos con razón) pero que al final han conseguido que estos se conviertan en espacios soporíferos donde el sentir colectivo parece gritar que una vez empiezan acaben cuanto antes, perdiendo así su razón de ser. A estas circunstancias, probablemente estructurales, se añaden unas externas quizás de surgimiento más coyuntural al albur de la crisis pero que pueden llegar a convertirse en definitivas. La falta total y absoluta de credibilidad del proyecto socialista, desde punto y hora que el mismo es incapaz de franquear el muro construido por la ciudadanía. Cientos y cientos de páginas dimanadas de conferencias y congresos que difuminan ideas claras, concisas, de lo que queremos como socialistas para nuestro país. Una deriva de la política hacia los eufemismos, lo políticamente correcto, la inconcreción, que han hecho un daño sideral hacia la función pública e institucional. Malas praxis acumuladas en el tiempo, la falta total de separación de poderes, subyugando el legislativo con respecto al ejecutivo, un poder judicial infinito y condicionado y así un corolario de despropósitos que han hecho posible crear un caldo de cultivo idóneo (cuyo catalizador ha sido la crisis) para encontrarnos en la situación que nos ocupa y nos preocupa. Un partido de 135 años de historia que representamos y que parece que estamos dejar morir de éxito, una deriva ideológica que nos ha llevado a afirmar que “bajar impuestos es de izquierdas” sin rubor alguno, hemos denostado la política dejándonos llevar por posiciones electoralistas cortoplacistas contrarias a nuestros principios, no defendiendo la dignidad y los salarios del servidor público, hemos abandonado la banca pública a su suerte para que fuera devorada por lo grandes lobbis bancarios, no hemos defendido lo suficiente a los que más nos necesitaban, a saber: desahuciados, trabajadores, parados, jóvenes, etc. En definitiva, nos ven como algo anquilosado, con estructuras del pasado, con respuestas prefabricadas, con vicios infinitos, con escasa renovación real, lejanos a las personas…. muy bien resumido con la denominación “casta”, que nos la hemos ganado a pulso y que afecta e infecta a cualquier miembro del PSOE, empezando por las JJSS, pasando por el militante de base de toda la vida y acabando en los grandes líderes pasados y presentes que conviven con las grandes élites que representan a los viejos patronos obreros. Ante esta situación, la toma de decisiones contundentes se hace imprescindible, es por todos bien sabido, que cuando las circunstancias vienen bien dadas, la posibilidad de acometer retos de este calibre es complicada (aunque hay que decir que el éxito de muchas organizaciones ha sido el adaptarse en esos tiempos, en momentos dulces, donde no existe urgencia y sí visión de futuro…no ha sido nuestro caso), ya pasó, ahora la necesidad hay que transformarla en virtud… tiempo de oportunidades, que o aprovechamos inteligentemente o un oscuro panorama se puede cernir en el socialismo español. Es tiempo de valientes, de no dar nada por sentado, de que mientras hay posibilidad hay esperanza. Esperanza de parar los desaguisados que desde las cúpulas nos tratan de imponer y tenemos dos retos claros y fundamentales uno de carácter organizacional y otro de carácter político social. El primero pasa ciertamente por una absoluta y total reingeniería de la organización,: cambiar, modernizar e innovar las estructuras y sus mecanismos, dejar de lado una vieja concepción jerárquica que tan buenos resultados nos dio en tiempos de equilibrios y dar paso a una nueva: más abierta, más eficaz y más dinámica, adaptada a este siglo XXI donde los cambios y las interacciones son instantáneas y fluctuantes. Para eso, quizás haya que plantear la necesidad, de forma valiente y decidida, de que para muchos su tiempo ya pasó y solicitar un último sacrificio para su organización y este sin duda consiste en el abandono voluntario de sus responsabilidades, especialmente las institucionales. Sin que esto, en ningún caso, implique la pérdida de un capital humano que enriquezca nuestra realidad organizacional, habilitando los espacios para su Consejo y apoyo. Por supuesto, otro gran reto, consiste en el valor efectivo de los órganos de control, especialmente los comités y las comisiones de ética y garantías. Una revisión de los mismos se hace muy necesaria para que la seriedad y el espíritu crítico recuperen el espacio que nunca deberían haber perdido. Así mismo, el PSOE debiera mejorar el funcionamiento y la coordinación de sus recursos materiales y humanos, disponemos de cientos de trabajadores y numerosas sedes a las que hay que sacarle partido, espacios abiertos y útiles no solo para los militantes, también para la ciudadanía. Marcando, también, objetivos medibles, consecución de hitos y posibilidad de promoción para esos compañeros y compañeras, funcionarios del partido, que necesitan recuperar un espacio autónomo que enriquezca la actuación política de la organización. Articular los mecanismos para canalizar apropiadamente el sentir ciudadano y de la militancia como forma de ampliar debates y legitimar la toma de decisiones. Hoy en día existen los medios, sólo faltaría reglarlos…y por favor no hagamos demagogia de quienes tienen acceso a esos medios…son los activistas, los nuevos, lo que vienen con el empuje con el que años atrás otros sirvieron desinteresadamente a este centenario partido. REGENERACIÓN + OPTIMIZACIÓN DE RECURSOS + APERTURA = PSOE s. XXI. Con respecto a la ciudadanía, no olvidemos que es nuestra razón de ser, el PSOE es esa herramienta puesta al servicio de todos para mejorar sus vidas y resolver sus problemas (exactamente lo contrario de lo que significamos ahora para ellos). El primer reto es ganar credibilidad y esta se podría ganar ofreciendo precisamente esa organización moderna a la que se referenciaba párrafos arriba. Necesitamos nuevos e impolutos “emisores” de nuestros mensajes y proyecto. Sin duda, estas nuevas caras del PSOE deben dimanar del contraste de su valía junto con la libre opinión de los militantes y ciudadanos en su caso. Hay que habilitar definitivamente una respuesta rápida y eficaz para los casos de corrupción, con medidas preventivas y de control interno que dejen clara nuestra posición con respecto a estos casos que tanto daño hacen al partido como a la política. Como uno de nuestros principios básicos es la presunción de inocencia, quizás habría que comenzar por revisar las leyes para poder revertir decisiones transitorias de suspensiones preventivas que dignifiquen causas injustas que socialmente condenan antes que la justicia. Al mismo tiempo, sin duda, habría que endurecer las penas por causas de corrupción del servidor público y agilizar la instrucción de las causas como prioridad judicial. También hay que reconocer, que es tiempo de poner encima de la mesa nuestro proyecto de país, pero no algo espeso, no, algo concreto, directo que marque las líneas infranqueables de nuestra organización y que todo ciudadano sepa hacia dónde vamos si apuesta por nosotros. Más adelante ya llegará el cómo, la letra pequeña y la aplicación de medidas concretas. Y quizás podríamos comenzar por temas como los que en su día una gran amiga mía me comentó a la sombra de un bar: Modelo de Jefatura de Estado.- sin duda, por nuestras esencias, la postura clara es la República, por un motivo muy simple, como socialistas consideramos que todas las personas son iguales, independientemente de donde nazcan, en que crean y que raza tengan. Una monarquía representa lo contrario, garantiza por derecho de sangre unos privilegios que no podemos en ningún caso compartir. Otra cosa es que exista una mayoría social que piense lo contrario, entonces, como demócratas lo asumiremos y conviviremos con ello, pero desde luego, el conformismo no debe ser nuestra postura y por tanto defenderemos el derecho de la ciudadanía a opinar y decidir sobre esta cuestión. Esto no puede entenderse como una postura radical, salvo que sea considerado radical dar la posibilidad a la ciudadanía de que opine. Tenemos una sociedad madura, una democracia consolidada, no se puede tener miedo a que la gente “hable”. Modelo fiscal.- sobre el mismo hay que garantizar el sostenimiento del estado del bienestar asegurando ante todo la igualdad de oportunidades de todos y cada uno de los españoles. Ya es hora de establecer un mecanismo de progresividad real, y que se cumpla la máxima socialista de que más pague el que más tiene (en términos tanto absolutos como relativos). La deriva neoliberal que nos ha infectado, la claudicación ante los poderes fácticos ha llegado a su fin. Aquí tenemos que ser firmes y mucha pedagogía, teniendo en cuenta la globalización económica, la gente debe tener claro el cómo, el cuándo y el porqué de cada una de nuestras decisiones en esta materia. Fraude fiscal y paraísos fiscales.- otro gran reto, la lucha decidida contra todos los tipos de evasiones, igual que hay derechos tenemos obligaciones y una de las más importantes es la de contribuir al bien común, por eso la persecución del que roba a todos los españoles debe ser una prioridad, especialmente con respecto a las grandes multinacionales que representan el 70% del fraude del país. Con respecto a los paraísos fiscales, se trata de una apuesta diplomática, donde se necesita el acuerdo de muchas naciones, empezando por las europeas y acabando por EEUU y China. Esto es harto complicado, pero hagamos ver a la gente, con nombres y apellidos, quienes son aquellos que evitan que esos capitales salgan a la luz. Modelo Territorial.- ya está bien de ir dando pequeños bandazos y que nadie sepa realmente lo que queremos con respecto al mapa autonómico actual. Sin duda existe un problema de gran calado en Cataluña y por eso hay que abordarlo sin dilación. No queda otra que el entendimiento y el respeto mutuo. Estos y otros muchos, son aspectos básicos sobre los que definirnos y sobre los que asentar un proyecto constructivo para España. La ciudadanía nos está esperando, demos lo mejor de nosotros mismos y volvamos a ser ese referente que tan decididamente ha contribuido a consolidar este país. A pesar, de todo, de esta endiablada situación soy tremendamente optimista con respecto a la capacidad que el PSOE tiene para adaptarse a este nuevo escenario. Para ello se hace imprescindible el compromiso de todos y cada uno de los militantes de esta organización, basta ya de resignación ante las decisiones que toman unos pocos. La fuerza del partido está en sus bases, hagámoslo valer. Disponemos de las capacidades y las herramientas necesarias para lograr doblegar imposiciones injustas y dañinas. Somos mayores, con capacidad de análisis propio para que nos traten como mentes infantiles a las que hay que guiar por el dedo divino de la mesa camilla. VÁYASE YA, SEÑOR RUBALCABA (y que la gestora anule el congreso extraordinario…que no se puede?? No existe, para mí, la palabra resiganción) La ciudadanía no espera, los militantes nos esperan, los obreros nos esperan…todos nos esperan y no estamos dispuestos a llegar tarde.

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