viernes, 9 de agosto de 2013

Reflexiones de carretera

Sí, la verdad es que me he dado cuenta de que tengo envidia hacia un colectivo muy concreto. Me refiero a los artistas, a los que crean desde el sentimiento, desde su interior, crean de sus vivencias y de cómo interpretan lo que les rodea. Me es indiferente el ámbito: pintura, escultura, música, literatura, etc. Tengo envidia, resumiendo, de los creadores de emociones Y sobre todo hacia una de sus necesarias cualidades, LA SENSIBILIDAD, el sentir lo invisible, lo intangible…recoger en un espacio o en momento una vida y hacérsela llegar a los demás, transmitírsela desde una expresión real. Entran, irremediablemente, en gracia con su entorno, en unión con quien abre su espíritu lo suficiente para poder adentrarse en la voz del artista y sienten como su vello se eriza ante una grandeza que no tiene explicación. Ese estado de limbo, de nirvana que alcanzan cuando están en comunión con su obra, con su momento y que les transporta hacia una dimensión diferente, más allá de la razón y la lógica. Una sensación de plenitud que logran, gracias a esa hipersensibilidad, en un porcentaje muy superior al de cualquier persona o personajillo…entre los que, por desgracia, me incluyo…. “Mamá….quiero ser artista”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu eres un artista amigo, de brocha gorda, pero artista.

Ernesto Agudiez Sacristán dijo...

Ojalá, pero va a ser que no.
Eso si Ya sabes, siempre grande, ande o no ande...el burro, jeje